jueves, 30 de junio de 2011

El nombre propio

Si no se llamara Isabella Rosellini... pediríamos que le suspendieran la medicación:









Acá, haciendo la ballena, la araña, el mamboretá, la lumbrí... ¡Todo, en nombre de la educación!
(¡Gracias, compañera Vivi!)

4 comentarios:

edgardo dijo...

Patético...

Anónimo dijo...

Ahhhhhhh, sí. Qué dirían los formalistas de esto? eh?
Ostranenie? Uhmmmm.
No puedo decir que sea agradable, pero tampoco es desagradable; más bien es cómico.
Además....un pato dándose placer! Es genial; encima mueve la cabecita como si fuese humano, porque el mover la cabeza es un gesto hedonista y lo hedonista debe de ser humano.
Luego de leer Proust, no pueden digerirse los malos gustos, no obstante, no hay que dejarse ni chocar ni...Porque nombrar es crear, y no caben dudas de que, no obstante su padre y Lynch, esta mina puede hacer dudar el malgusto o comerse una magdalena.

Anónimo dijo...

El legado de Ingrid Bergman y Roberto Rosellini en ruinas.

Anónimo dijo...

es adorable...