lunes, 3 de marzo de 2014

¡Qué humor, querida!





Me quedé despierto hasta tarde para poder saludar a mi amiga Cate, porque sabía que iba a skypearme a cualquier hora, con los miles de compromisos que debe de haber tenido que atender después de haber ganado y aceptado el galardón que ya todo el mundo sabía que iba a ser suyo.
Cuando lo hizo, ya estaba achispada. Y yo, cansadísimo de la espera, aunque nos habíamos entretenido siguiéndole el juego a Ellen, para pasar a la historia junto con ella:


El chiste que habíamos ideado con Ellen (yo integré a la distancia el Oscar Team que debutó este año, haciendo de la ceremonia lo peor que nunca se viera) era más o menos así: le decís a Meryl Streep que como ella batió un record de candidaturas (18 nominaciones), querés que bata otro record y participe de la foto más retwiteada de la historia. Después, con alguna excusa cualquiera, la sacás de la foto (por ejemplo, pidiéndole a ella que se ponga detrás de la cámara). No fue posible...

(Fotografía: Sebastián Freire)

Qué raro cuando las estrellas dejan de serlo, revelándonos que nunca, en verdad, lo fueron, y se comportan como adolescentes excitados en un viaje de egresados: ¡saquémonos una foto todos juntos!

(gracias, M. L-S)

Finalmente, twitter colapsó, que era lo que Ellen quería, sin la humillación de Meryl, lo que fue incluso mejor.

Pero volvamos a Cate...
Divineeee, le dije, una y otra vez, pero se ve que notó algo en mi mirada más allá del cansancio de la madrugada y se lo tuve que confesar: "parecías un Pont des Artes viviente... ¿Qué te habías colgado? ¿Todos los llaveros de las limousinas?"
¡Para qué!... Se puso a gritarme como en los peores momentos de nuestra amistad...
Que yo veo una negra y me derrito, que el celeste nairobiano de Lupita estaba bien pero que al vestido le sobraban veinte metros de tela, que ella es una actriz de prestigio que bla, bla, bla.
Le corté diciéndole: "Llamame cuando estés sobria. Y sacate esos aros de conchillas marplatenses". Pensé en Ignatius Martin (su hijo menor) y esperé que esa noche estuviera bajo el ala protectora de su padre o de su tía, Genevieve Amelie Blanchett.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La burla a Liza Minelli fue de una crueldad injustificada.

Con el 10% de esas fortunas se acaba el hambre en unos cuantos paises de África.