sábado, 29 de marzo de 2014

Orígenes de la humanidad


Por Daniel Link para Perfil

En 1980 se estrenó la serie de divulgación científica Cosmos: un viaje personal, guionada y presentada por Carl Sagan. Treinta y cuatro años después, la cadena Fox realizó una nueva versión, ahora llamada Cosmos: una odisea del espaciotiempo que, por esos misterios de la historia (humana, demasiado humana) parece más vieja que su antecesora, pese a sus deslumbrantes efectos visuales.
El segundo capítulo fue particularmente revelador en ese sentido, ya que, centrado en la evolución de las especies, fueron incontables los rodeos, las metáforas y las incomodidades que el guion le propuso al nuevo conductor, el astrofísico Neil deGrasse Tyson, para que no abundara en las razones que hacen que el ser humano y los grandes simios sean especies genéticamente emparentadas.
Sin negar la teoría darwiniana sobre el origen de las especies, Tyson la puso en una perspectiva espiritualizante, como si lo que el siglo XIX había establecido, subrayado y sancionado de una vez y para siempre no pudiera ya decirse sin despertar la ira de los partidarios de las hipótesis creacionistas, esas hordas de conservadores protestantes que tanto ocupan escaños parlamentarios como sillones corporativos en un país que alguna vez se soñó liberal.
Al no poder sostener hoy el mismo discurso que en 1980 Carl Sagan pronunciaba en las pantallas con simpatía arrolladora, la nueva Cosmos cancela la posibilidad de discutir qué cosa es la humanidad y en qué se sostienen los procesos de hominización, cosa que los grandes teólogos católicos del siglo XX (Karl Rahner, Joseph Ratzinger) y los filósofos contemporáneos no han dejado de interrogar sin por eso negar las hipótesis de la evolución biológica, que constituyen apenas un costado del problema.
Entendida la televisión actual como el soporte discursivo de la opinión pública, revela que hemos retrocedido cuarenta años en casi todos los temas de debate que importan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A esta serie tampoco la pudieron rehacer.

http://www.youtube.com/watch?v=hN7Z95cqZx0

Es buenisima. El intento de resurrección es "la gran historia".

Pero tal vez el problema radique en que ya sepamos lo más importante de lo que somos capaces de saber.

Porque nuestra capacidad de comprensión tiene un límite y hay mucho ya resuelto, o al menos procesado hasta donde podemos comprender.

Si la lombríz no ve el sol, no podemos pretender la compresión del universo.


Anónimo dijo...

Excelente crítica

Cyrena dijo...

Todavía no la vi, pero quizás haya otra explicación para la imposibilidad del conductor de explicar por qué somos parientes de los monos.Por ciertas lecturas casuales que hice, creí entender que ahora la comunidad científica cree que, además del evolucionismo y la supervivencia del más apto, algo que resulta muy decisivo en que nos hayamos convertido en especie dominante es nuestra capacidad para vivir en comunidad (por irónico que suene esto en cualquier momento de la historia) y así adaptarnos a los cambios y defendernos de los peligros de nuestro entorno. Esto también se ve tanto en las hormigas como en la estructura interna de las células. A nosotros como especie nos fue mejor porque además de vivir en comunidad podemos hablar,algo que es tan importante como la posición erguida y el pulgar oponible a los otros cuatro dedos de la mano. Lo estoy explicando muy a lo bestia porque no tengo formación científica, pero sí tengo claro que la investigación sobre el origen de las especies había sido un caso de descubrimiento paralelo. Otro científico francés estaba investigando lo mismo que Darwin al mismo tiempo, y había llegado prácticamente a las mismas conclusiones; pero el francés había hecho mucho más énfasis en la cuestión de vivir en comunidad. Parece que Darwin, en el final de su vida, se dio cuenta de que en este punto (la vida comunitaria) no se había exactamente equivocado, pero lo había postergado un poco, porque no había tenido oportunidad de estudiarlo bien. Para concluir esta intervención sobre un tema que sólo conozco muy de oídas, añado que creo que hoy la comunidad científica reivindica al contemporáneo francés de Darwin y está retomando sus hipótesis, lógicamente con muchos más recursos de los que se disponía a mitad del siglo XIX. Parece ser que no fue que uno tuviera razón y el otro estuviera equivocado, sino que tenían razón los dos, pero una parte de la cuestión (la vida comunitaria de los seres humanos) recién ahora está volviendo a ser indagada con seriedad.