jueves, 26 de junio de 2014

Pulp fiction

¿Se puede pensar una historia en la que intervengan al mismo tiempo los grandes personajes góticos de la época victoriana (Drácula, Frankenstein, Dorian Gray, Jeckyll/ Hyde, Jack el destripador, etc.)?
Una vez ya se hizo, con un resultado calamitoso: mejor es olvidarse de La liga de los caballeros extraordinarios (2003).
Como se trata, de todos modos, de una hipótesis módica, mejor sería levantar la apuesta: ¿se puede pensar en una historia en la que los grandes monstruos góticos de la época victoriana funcionen como personajes secundarios? Y sí... por ese lado, el asunto se vuelve más interesante.
Penny Dreadfull se estrenó el 11 de mayo pasado y la primera temporada ya terminó con extraordinario suceso. El título se refiere a las ficciones de horror que se vendían a un penique en el Londres del siglo XIX. Creada y escrita por John Logan y Sam Mendes y dirigida por Juan Bayona para Showtime, la serie mezcla con inteligencia los hilos más conocidos de las historias fundamentales del terror decimonónico. La inteligencia, en este caso, tiene que ver con una historia que no se sabe bien a dónde va a ir a parar (tratándose de historias ya muy transitadas, es todo un mérito) contada con morosidad, eficacia y encanto.
La producción es extremadamente cuidada, los diálogos son siempre inquietantes y el casting es soberbio.
El asunto es más o menos así: Sir Malcolm Murray (un viajero incansable a territorios africanos, desempeñado por Timothy Dalton) busca a alguien, junto con una rígida y bellísima acompañante, Vanessa Ives (interpretada magistralmente por Eva Green). Incorporan a la partida, porque entre ellos dos no dan pie con bola al tirador norteamericano Ethan Chandler (desempeñado por un encantador Josh Hartnett que, como no es muy dado al desnudo, ha sido fakeado en diversas actitudes explícitas por sus admiradores de Internet), a quien le entregan una pistola con balas de plata. Y, más adelante, piden la consulta del Dr. Frankenstein, un médico que hace un uso inmoderado de las drogas de moda de la época.
Por supuesto, Sir Malcolm es el padre de Mina Murray, a quien Drácula ha secuestrado. Y, por supuesto, el Dr. Frankenstein ha dado vida no a una, sino a dos criaturas monstruosas (una de las cuales trabaja en un teatro, desde donde espía a los actores como el Fantasma en la Ópera).
Pronto conocerán a Dorian Gray, un decadente coleccionista de retratos (desempeñado por Reeve Carney, conocido por haber desempeñado a Spiderman en Broadway, mucho más dado a sacarse la ropa, con una naturalidad que le agradecemos).
Una de las compañías de Dorian es Brona Croft, una joven prostituta tuberculosa que tiene la poco sana costumbre de toser sangre en la cara de sus partenaires sexuales, lo que excita enormemente a personas carentes de moral como Dorian y despierta los sentimientos más nobles de abnegados como el bonachón norteamericano, Ethan, quien a la larga se convertirá en su novio. En la piel de Brona aparece la queridísima Billy Piper, cuyo rol seguramente crecerá en la segunda temporada porque no es justo que la tengan en un plano tan segundo.
Por cierto, pronto Dorian llevará a su cama a Vanessa (que se vuelve loca) y también a Ethan (a quien sodomiza con su apasionado consentimiento).
¿Qué más quieren? Ah, sí... Van Helsing es asesinado bastante rápido y no juega un papel importante en esta nueva versión, y hay una amenaza licántropa sobre la que mejor es no adelantar demasiado.
Los protagonistas de la serie son Josh Hartnett (Ethan) y Vanessa Ives (Eva), cuyos pasados son aparentemente tan complejos como su presente (no en vano se quieren tanto, hasta el garche con el mismo muñeco). Drácula no es el aristócrata decadente al que estamos acostumbrados y un personaje importante arrastra un trauma sexual desde su adolescencia, lo que, aparentemente, desemboca en un desafuero que tanto puede ser una enfermedad de los nervios (estamos en el siglo XIX) o una posesión diabólica.
No pidan más, porque hay más. Pero descúbranlo ustedes.
La serie es deliciosa en sus ritmos, en los enigmas que plantea, en la intensidad de las escenas que van enhebrando el terror a lo que está más allá de la muerte y que, por eso mismo, obliga a pensar en la cualidad total de lo viviente.
A lo largo de los diferentes episodios hay fiestas, visitas a jardínes (esa pasión tan británica), exploraciones nocturnas, aullidos a la luz de la luna, trepanaciones, combates desiguales con potencias infernales, hablas incomprensibles en lenguas muertísimas, reproches, revelaciones, asesinatos, sesiones fotográficas, representaciones teatrales, flashbacks.
No hace falta comparar Penny Dreadfull con cualquiera de las series agónicas con las cuales compite. Su inteligencia es muy superior, su belleza extremadamente sombría, los misterios que propone, apasionantes.

4 comentarios:

danielrosemberg dijo...

Sé que no es el asunto central de este articulo pero me gustaría aclarar que la película de La liga de los hombres extraordinarios esta "basada" en una historieta( o novela gráfica).Basada es un decir, porque toma los personajes pero la historia no tiene nada que ver.
Recomiendo leerla ( hay creo que 3 tomos) porque es total y absolutamente superior a la película. Alan Moore siempre demuestra que el comic es un medio tan bueno como cualquier otro.
Una vez más , me disculpo por haberme ido por las ramas. Espero haya tenido algún (mínimo ) intires

Julia dijo...

No me había percatado de que la nombrabas a Billy Piper, fue una sorpresa excelente cuando la vi en el segundo capítulo!

. dijo...

Estoy esperando que tires aunque más no sea una línea sobre Helix. Con tanta abstinencia estoy muy tentado de bajarla a ver qué delirios esconde.
Abz

Linkillo: cosas mías dijo...

Helix es más aburrida que un congreso de filatelistas. Hacia el final de la temporada (la última, para mí), todo se ordena en relación con un melodrama con connotaciones olímpicas.
Bajala: es como lo peor de Lost, si nada de su encanto...